Una guerra en 45 minutos.
Una guerra declarada apenas unos días antes por una disputa de poder sobre el control de la isla de Zanzíbar, se resolvería en apenas 45 minutos. Se convertiría así en la guerra más breve de la historia.
Imagen Doc ido
Las guerras suelen ser una fuente inagotable de historias muchas veces al límite de lo absurdo. Desde la guerra por la poda de un árbol, hasta la recientemente tratada guerra del barro, una buena trilogía parecería completarse con la guerra que en la escala de los tiempos de la historia duró menos que un suspiro.
El conflicto se desató hacia fines del siglo XIX, cuando el primo del fallecido sultán Hamad bin Thuwaini de la isla de Zanzíbar, decidido a conservar el poder, ejecutó un golpe de estado para evitar el establecimiento de un gobierno colaborador con la autoridad colonial británica.
Rápidamente se alinearon las partes en conflicto. Por un lado, unos 2.800 hombres y sólo un yate armado (del fallecido sultán) bajo el liderazgo del desafiante Khalid Bin Bargash, auto considerado el sucesor natural del poder en la isla. Del otro bando, una delegación de la Marina del Reino Unido custodiada por cinco naves en el puerto frente al palacio, con el apoyo de unos 900 hombres leales en tierra.
Tras unas negociaciones estériles y armado improvisado de tropas, el fuego se abrió en la mañana del 27 de agosto de 1896, cerca de las nueve para finalizar tan sólo en 45 minutos. Algunas fuentes, señalan incluso una duración más precisa de 38 minutos, aunque en ambos casos, el tiempo es sorprendente por lo escaso.
Las consecuencias del conflicto no tardaron en definirse: Bargash se retiró rendido a la embajada alemana pidiendo el asilo político luego de ver sus planes de defensa vapuleados. El abrumador ataque británico sobre el Palacio donde se atrincheraba el líder rebelde, dejó unas 500 personas de Zanzíbar muertas, y provocó un incendio por el que muchos de los marines británicos se convirtieron rápidamente de soldados a bomberos.
La eficacia mostrada por la Marina Real Británica en la isla, permitió amedrentar cualquier idea de desafiar el poder británico durante los próximos 67 años, tiempo que duró el protectorado. Durante un tiempo, el mástil del yate de Bargash hundido por los británicos, se asomó por sobre el nivel del agua muy cerca de la costa hasta convertirse en chatarra y desaparecer. Duraría mucho más que la llamada guerra Anglo-Zanzíbariana, la guerra más breve de la historia.
Seguir leyendo...