Maggie, el perro “listillo”

En estos días de tantos listillos, conoceremos en versión contemporánea a un digno sucesor del caballo que (también) se pasó de listo . Maggie, presentado como el perro matemático, es un animal extraordinario que parece realizar operaciones matemáticas de cierta complejidad. El caso recurrente, y adaptado a los nuevos tiempos, tiene gran repercusión mediática:

Si a comienzos del siglo XX, tuvieron lugar los minutos de fama del caballo Clever Hans, a comienzos del siglo XXI, es el turno de Maggie, el perro que responde a las preguntas sobre distintas operaciones matemáticas, dando golpes con su pata.

Maggie, ha sido desde cachorro, un ejemplar extraordinario por su habilidad para aprender casi todo. Su dueña Jesse, lo fue estimulando para realizar distintas pruebas que eran aprendidas en pocos minutos. Al observar un número determinado de movimientos de su dueña, Maggie respondía dando golpes con su pata el mismo número de veces, una conducta que no fue pasada por alto . En poco tiempo, Maggie era capaz de responder de ese modo a preguntas sobre sumas y restas de cantidades, y hasta multiplicación y división.

Jesse, no tarda en presentar a su mascota en distintos programas de televisión. Se trata nuevamente de un caso de efecto ideomotor: “si preguntamos a quien tenemos en frente algo sobre lo que sabemos la respuesta, corremos el riesgo (con alta probabilidad) de inducir una respuesta correcta inconscientemente”. Maggie tiene una extraordinaria capacidad para interpretar gestos y señales de su dueña que a los simples mortales, nos resultan imperceptibles. El encargado de demostrarlo, fue el experto en conducta animal Robert DeFranco, quien aplica una serie de pruebas diseñadas por un científico de Edimburgo para medir la inteligencia canina.

Las pruebas demostraron que efectivametne, Maggie se encuentra en lo alto de la escala de “inteligencia canina” por su habilidad perceptiva y su interacción, pero no por su habilidad matemática: sus respuestas perdían precisión cuando su dueña Jesse, se encontraba fuera de la sala.  Nuevamente queda demostrada la increíbla capacidad que tenemos para develar las respuestas que conocemos, un riesgo que corremos el riesgo de dejar en evidencia, ante animales demasiados listillos.

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