02 abril 2008

Orina con impuestos

En un fragmento del documental "El último día" acerca de la erupción del volcán en Pompeya, se muestra el funcionamiento de una lavandería romana, perteneciente al comerciante Stéfano. En ellas la orina jugaba un papel primordial: sus ácidos eran empleados para blanquear las prendas. El comercio de la orina era tan importante, que el emperador tomó una de las decisiones en materia impositiva más insólitas de la historia: impuso un tributo a la orina humana. En los primeros minutos del vídeo podemos conocer acerca del funcionamiento de la lavandería:



Para entender el sentido de la medida, hay que conocer el funcionamiento de uno de los negocios más difundidos entonces: las lavanderías se ocupaban de brindar el servicio de lavado de prendas y telas, usando la orina como ingrediente para blanquear la tela.

Las lavanderías se conocían con el nombre de fulónicas, y se valían de los ácidos de la orina como principal ingrediente de limpieza: recolectaban la orina en grandes ollas que colocaban en las puertas del comercio, en donde las personas podían orinar. Luego, los esclavos volcaban la orina en piletones en donde pisaban la ropa hasta que el ácido de la orina hiciera su efecto. Por supuesto, que luego las prendas pasaban por tres cubos de agua para enjuagarlas. La prosperidad del negocio de las fulónicas en el Imperio Romano fue tal, que la utilidad de la orina llevó al Emperador Vespasiano, a grabarla con un impuesto, tornando el servicio de lavado con orina de la ropa, en un verdadero lujo. De hecho en la lengua italiana moderna, los urinarios se llaman "vespasianos", seguramente en referencia a tal impuesto.

La orina ha sido utilizada por diversos pueblos para aprovechar sus propiedades benéficas: entre ellos, es un buen remedio para aliviar el ardor de estómago, pero también han sabido de sus propiedades los esquimales, que la utilizaban para limpiar heridas y lavarse las manos.

3 comentarios:

  1. Leí que la orina en sí misma era aséptica, que es durante el proceso de micción cuando entran en juego microbios y bacterias procedentes de los genitales.
    El uso de la orina para limpiarse las manos me ha recordado a Los santos inocentes de Delibes, y a la película en la que Francisco Rabal hace esto mismo.
    Eso sí, no me imagino orinando en la lavadora para lavar la ropa, seguro que es más eficaz que la mitad de los detergentes, pero...

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  2. Jaac, muy buenos aportes. Lo de orinar en la lavadora...hay que tener en cuenta que en algún momento de la historia no fue nada descabellado.

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