El rinoceronte modelo que murió ahogado en el Mediterráneo
Supongo que a muchos puede sonar extraño que un rinoceronte muera ahogado en el mar Mediterráneo. Pero en ésta historia real, un simple rinoceronte protagoniza una vida de cierta notoriedad con un trágico final. En Europa, hacia principios del siglo XVI, los rinocerontes eran animales casi míticos, apenas conocidos por testimonios de viajeros. Por entonces, el poseer un animal tan exótico era un símbolo de poder u ostentación para la realeza europea y los gobernantes.
A modo de intercambio diplomático, el Sultán Muzafar II obsequia a Alfonso de Alburquerque, gobernador de la India portuguesa, un rinoceronte que inmediatamente sería reenviado a Portugal para terminar en manos del rey Manuel I. El rinoceronte, desembarga luego de un largo viaje en Lisboa en 1515, causando gran sensación. Desde la época de dominio del Imperio Romano, ningún rinoceronte había pisado Europa. La repercusión es tal, que incluso un boceto del animal llega a manos de Durero, en Nuremberg, quien impactado, realiza dos dibujos a tinta, y un grabado que sin ser una representación fiel, se convierte pronto en una de las imágenes más populares y modelo de representación de un rinoceronte, realizándose copias que circulan por todo Europa. Incluso, se llegan a realizar esculturas decorativas y su imagen se reproduce en pinturas y hasta como motivo habitual para la decoración en porcelana. El impacto perdura incluso en libros de texto alemanes a finales de 1930, que continúan utilizando el imperfecto rinoceronte de durero como modelo representativo del animal.
La fama del rinoceronte de Durero, poco conoce del trágico final del animal. El rey Manuel I de Portugal lo conserva pocos meses, y decide regalarlo al Papa León X. El rinoceronte, decorado ridículamente con un collar de terciopelo y flores, parte nuevamente embarcado en un viaje con destino a Roma. Una tormenta imprevista, provoca el naufragio frente a la costa de Liguria, en el que nuestro rinoceronte modelo, encadenado a la cubierta del barco, se ve imposibilitado de nadar a la costa y muere ahogado. Su llegada a Roma se produce finalmente en 1516, pero ésta vez, sólo su piel disecada y rellena de paja, luego de que el cadáver fuera hallado en la costa cercana. Lejos de causar la sensación de Lisboa, el dibujo grabado del rinoceronte de Durero corrió con mucho mejor suerte que su propio modelo.
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