La Noctiluca es un tipo de alga bioluminiscente, responsable por ejemplo de aquellas olas que brillan, o en ésta ocasion, de una magnífica serie de fotografías capturadas al este de Victoria, en la zona de los lagos Gippsland, Australia. Durante el verano del año 2009, en ésta región, ocurrió un pequeño milagro natural.
El fotógrafo Phil Hart, realiza un interesante retrato de éste fenómeno con tomas de larga exposición, pero además explica la serie de eventos catastróficos que posibilitaron el inusual milagro para convertir a los tranquilos lagos encadenados, en un espectacular mar interior de agua bioluminiscente:
El fenómeno que observamos, tal como lo cuenta el propio fotógrafo en un apartado en su sitio web, es el resultado de cuatro catástrofes naturales encadenadas de un modo sorprendente. A fines del año 2006, una serie de tormentas eléctricas desatan decenas de incendios por todo el estado de Victoria, luego de varios años de sequía. Tras más de dos meses con bosques ardiendo descontrolados a lo largo de un millón de hectáreas, la zona de los lagos de Gippsland, se ve completamente afectada y arrasada por el fuego.
Meses después, ya pasado el otoño sin señales de lluvia, llegan las tormentas en forma exageradamente abuntante en pleno invierno del año 2007. El diluvio, produce una inundación desproporcionada, de una forma con pocos registros en la historia de la región.
La ceniza de los bosques quemados fue lavada, arrastrada por el agua hacia la zona del lago con infinidad de nutrientes, aumentando incluso el nivel de salinidad del agua por la entrada de agua de mar (los lagos conforman un singular ecosistema costero) en los tiempos de sequía.
Tras la sequía, incendios e innundación, llega la cuarta catástrofe. Al verano siguiente, se produce un brote de algas que deja a los lagos de Gippsland, conectados con el mar, con un color verde desconcertante: se trataba de un brote de Synechococcus, una cianobacteria normal en bajas concentraciones en agua de mar, pero extraña en lagos normalmente de agua dulce. La peste verde perdura hasta el verano de 2008, año en que se recomienda no nadar en los lagos, algo que afectó demasiado a una zona turística.
Tras los estudios, se descubre que el nivel de algas y especialmente de crecimiento de synechococcus, está potenciado por la disponibilidad de nitrógeno, fósforo y otros nutrientes en dosis particularmente elevadas, sumados a una alta temperatura y salinidad. Pero lo más sorprendente estaba por llegar al final del verano: una nueve especia llamada Noctiluca scintillas, prosperaba en el lago para alimentarse de la Synechococcus. La nueva especie invasora, mostraba manchas rojas oscuras en el agua durante el día, pero por la noche, el espectáculo se volvía casi mágico: el efecto de bioluminiscencia, hacía brillar el agua en movimiento en las orillas.
La responsable del milagro era la Noctiluca scintillans o N. miliaris, perteneciente al género de protistas dinoflagelados y al parecer, muy irritable, tanto como para exhibir un color azul luminoso, gracias a una enzima que reacciona con oxígeno. Se trata del característico efecto de luces de colores que parpadean en el océano, y que bien podrían haber despertado extrañas historias de monstruos marinos o “apariciones fantasmales” entre marineros solitarios en tiempos pasados.
En palabras del propio fotógrafo, un asiduo de la zona de los lagos, nunca había observado el fenómeno en las proporciones en que se produjo en el verano de 2008/09. El agua de los lagos vuelve a la normalidad en el resto del año 2009, agotándose el ciclo de vida de las algas. La reacción química en la que emiten luz las algas, sólo se puede capturar de noche en zonas acuáticas con un mínimo movimiento que provoca la reacción.
Puedes visitar la galería del fotógrafo Phil Hart para ver más imágenes y conocer detalles sobre como tomó algunas de las fotografías (en inglés).
También en Visión Beta, dábamos cuenta del fenómeno en la Marina de Cairns, en Australia.
La historia de ésta entrada, me llega vía BoingBoing
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