Claro que hablamos de comportamientos repulsivos en seres vivos, desde la óptica humana, o mejor, desde nuestras convenciones sociales y conductas institucionalizadas. Lo que sigue, se trata ni más ni menos que de un listado de conductas curiosas en la naturaleza, protagonizadas por seres dedicados a la laboriosa tarea de la supervivencia. Sólo nos queda el derecho a desaprobarlos, o la opción todavía a tiempo, de abandonar el artículo antes de que la repulsión nos invada.
5. Un perezoso en el retrete.
Los perezosos son esos animales que que no parecen vivir demasiado estimulados. Algunas de sus imágenes hasta resultan enternecedoras: sus movimientos extremadamente lentos parecen desafiar el tiempo. Pero toda la imagen enternecedora se desvanece con el hábito de algunos de sus ejemplares observados en la Estación Biológica Quebrada Blanco, en el Amazonas de Perú. Un grupo de perezosos, descienden a diario desde los árboles para alimentarse en el interior de un retrete improvisado. La operación ha dejado perplejos a los biólogos: los perezosos se arrastran y se internan en la letrina para limentarse de excrementos humanos. Lo extraño es que la coprofagia es aún más extraña en los perezosos, que poseen una dieta herbívora. La explicación más convincente de tal conducta, se relaciona con la supuesta necesidad de los perezosos por obtener algún beneficio nutricional extra.
4. La planta que come heces
Tan lejos de las imágenes de historias fantásticas de nuestra infancia, en las que enormes plantas carnívoras se comen a los humanos, llegamos a la no menos extraña Nepenthes Lowii, una planta carnívora que además de poseer una forma muy particular (¿similar a un retrete?), literalmente, tiene en predilección por lo escatológico. La carnívora nepenther lowii convive con un mamífero llamado tupaya (Tuaia montana), similar a una ardilla que tiene debilidad por una de las secreciones de la planta. Cuando las tupayas se internan en la planta, pasan un largo tiempo alimentándose de su secreción, llegando a defecar. Las heces de tupaya, será la retribución alimenticia agradecida por la planta carnívora, en un extraño caso de mutualismo gastronómico. (visto en BioTay)
3. Ranas con crías incrustadas en su espalda.
Entre las ranas pipidae, se encuentra el género de la rana Pipa Pipa o sapo Surinam, un anfibio con forma de hoja, plano, de cabeza triangular y que se gana un lugar en el listado por su hábito reproductivo: los huevos fertilizados por el macho, terminan incrustados en la espalda de la hembra, protegidos por el posterios crecimiento de la piel que termina por rodearlos. Cuando los renacuajos completan su desarrollo, salen de la espalda de su madre. Entonces tendrán un tamaño de apenas dos centímetros.
2. Un inquilino en la lengua
La Cymothoa exigua es un crustáceo isópodo que tiene el mal hábito de aferrarse a la lengua de un pez anfitrión para alimentarse de la arteria que le suministra sangre al órgano de su anfitrión. Lo que resulta tan repulsivo, en realidad no le causa un daño mayor al pez anfitrión, que termina utilizando al parásito como si fuera una lengua. Es un caso único de parásito capaz de sustituir un órgano completo.
1. El pez que cuida en su boca a los asesinos de sus crías.
Es un caso más de parasitismo de puesta, donde una especie utiliza a otro organismo de distinta especie como huésped para desentenderse de criar su descendencia. Pero si se tratata de caratular en terminos criminales, el delito sería “parasitismo de puesta agravado”: en el caso de nuestro número uno de comportamientos repulsivos, las crias usurpadoras no sólo engañan a su madre adoptiva, sino que además no están dispuestas a compartir el hogar con las crías legítimas de su hospedero. El “responsable intelectual” del delito de parasitismo de puesta del que hablamos es el Synodontis multipunctata, un pequeño pez gato del lago Tanganica, en África. En el lago abundan los peces cíclidos, que se caracterizan por cuidar sus huevos y crías llevándolos en su boca (incubación bucal). El S. multipunctata utiliza a los Ctenochromis Horei y Simochromis babaulti, dos géneros de cíclidos, como cuidadores de sus propias crias. Al momento del desove de los cíclidos, el S. multipunctata suma sus propios huevos fecundados que son recogidos sin saberlo para la incubación bucal por parte de la madre anfitriona. La incubación dura tres semanas, y al momento de nacer, la madre de alquiler no se entera que sus propias crías, son devoradas por las crías del synodontis dentro de su propia boca. (imagen Bob Allen en cichlidlovers).
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Uff, para bien o para mal, nunca deja de sorprenderme la naturaleza!
ResponderBorrarGracias.
Blaaaaag, qué asco xD
ResponderBorrarTienes una errata, ¡los sapos no son reptiles!
corregido!, Gracias Jesús!
ResponderBorrarGracias por el enlace MEC, tu blog es de lo mejor de la blogosfera!
ResponderBorrarSaludos
De nada Tay, es lo mínimo y sale gratis. Muy bueno el blog, estuve mirando...
ResponderBorrarUnas avispas tienen un comportamiento parecido al de los últimos peces, terminan dejando sus crías a cuidado de otros insectos que terminan siendo su alimento :)
ResponderBorrarExiste una rata-topo que es inmune al cáncer... pero yo creo que es porque ella misma es el cáncer jejeje.
ResponderBorrarOs dejo el enlace de la wikipedia.
http://es.wikipedia.org/wiki/Heterocephalus_glaber