Imaginemos la escena: una familia apenas despierta un domingo en la mañana cuando un resplandor artificial ilumina con mayor intensidad el interior de la habitación. En milésimas de segundo, un temblor termina resquebrajando los cristales de las ventanas. Los dueños de casa, continúan con el desayuno como si todo fuera “extrañamente normal”.
La historia podría resultar irreal en el presente y hasta inconcebible en la mayoría de nosotros. Pero no lo era a mediados del siglo XX en la remota población de Semipalatinsk, al noreste de Kazajistán. Los habitantes del área, fueron forzados a acostumbrarse a las pruebas nucleares en tiempos de la Unión Soviética sin demasiadas explicaciones, y por defecto, a padecer sus consecuencias por décadas.
Semipalatinsk y toda la región estuvo mal valorada, quizás por su aislamiento, su poca población, ambas cosas al mismo tiempo, o simplemente, porque se consideró a la región irrelevante económicamente. El impulso de Lavrenti Beria, el jefe político del proyecto de la bomba atómica soviética, terminó designando la zona de Semipalatinsk como un área de experimentación nuclear. El falso argumento determinaba que era un área “deshabitada”, muy a pesar de sus 700.000 pobladores. El complejo se construyó en dos años a partir de 1947, y ya en 1949 se realizó la primera prueba sin desalojar ninguna de las ciudades cercanas.
En total, los habitantes de Semipalatinsk y la estepa que se extiende al noreste de Kazajstán, soportaron unas 456 bombas detonadas en cuatro décadas. Fueron las involuntarias “ratas de laboratorio” de la experimentación nuclear soviética. Los pobladores de toda la región, quedaron a merced de una contaminación radiactiva difícil de estimar, pero capaz de empequeñecer los alcances nefastos del desastre de Chernóbil.
Tras las primeras pruebas nucleares atmosféricas, se siguió con las pruebas subterráneas, dejando una buena colección de cráteres a lo largo de cuatro décadas. La instalación militar, a 150 kilómetros al oeste de Semipalatinsk fue clausurada en el año 1991, y sus instalaciones desmanteladas por completo en el año 2000. Lo que queda de todo el experimento es un enemigo invisible que aún hoy deja sus trágicas huellas: los efectos de la contaminación y la actividad del movimiento anti-nuclear en Kazajstán.
Se estima (según la UNESCO) que más de un millón de personas terminaron expuestas a la radiación. Aún 20 años después de la última explosión, en los pueblos de la región, se reportan enfermedades en niveles anormales y nacimientos con malformaciones congénitas relacionadas con la contaminación.
Los activistas de la actual Kazajstán se organizan en un movimiento anti-nuclear a partir de 1989, siendo uno de los primeros grupos en su tipo dentro del territorio que integraba la Unión Soviética. Fueron sus campañas las que consiguieron el desmantelamiento del sitio de pruebas nucleares en el polígono de Semipalatinsk. El grupo de activistas ganó fama a nivel mundial en su campaña en contra de las amenazas nucleares. Los reclamos, se orientaron también a impulsar la búsqueda de soluciones ante la contaminación en las zonas afectadas.
Vale aclarar que los activistas o downwinders (individuos expuestos a la contaminación y lluvia radiactiva atmosférica o subterránea a causa de armas y ensayos nucleares) no son exclusivos de la extinta Unión Soviética. Los llamados downwinders están dispersos en zonas distantes del mundo.
En Estados Unidos, escenario de 330 pruebas nucleares atmosféricas (las más contaminantes) los downwinders se organizan sobre todo demandando al Estado Federal por las secuelas de la contaminación. De un total estimado de 2.000 ensayos nucleares en todo el mundo, más de la mitad fueron realizados por los Estados Unidos, muchos de ellos dentro del territorio continental en varios estados, y otros en las islas Marshall. El resto de los ensayos se reparten entre la Unión Soviética, Reino Unido, Francia China, India, Pakistán y Corea del Norte.
Los Downwinders son en realidad una denominación con un concepto difuso: las personas expuestas por las cercanías a los ensayos nucleares con secuelas que muchas veces son difíciles de probar. Resulta difícil determinar los alcances precisos de la contaminación y los efectos en la población más expuesta a algún tipo de radiación. Por ejemplo, en el área cercana al centro de producción de armas nucleares en el estado de Washington (Hanford Site), se estima que más de dos millones de personas fueron expuestas de un modo directo o indirecto a la contaminación radiactiva por la contaminación del río Columbia.
Para finalizar, retornamos a Semipalatinsk. Hoy es un poblado rebautizado como Semey tras la independencia de Kazajstán. Gracias al fin de las pruebas nucleares hace dos décadas, se estima que la región más afectada retornará a la agricultura dentro de dos años. Sin embargo, las consecuencias nefastas de las pruebas nucleares, deberían enseñarnos para siempre que es mejor tenerlas como un mal recuerdo. Sobre todo como una experiencia nefasta, que jamás debería hacer sucedido.
Imagen en atomicarchive
Curioso.
ResponderBorrarEntonces hablamos que después de 400 pruebas nucleares cerca de 700.000 personas, y que solo veinte años después de estar sometidos a niveles de radiación "peligrosos" no es fácil definir quien esta enfermo y quien no. O quien simplemente está enfermo.
Conclusión: Los ecologistas nos han mentido mucho, mucho, mucho durante los últimos 50 años. En donde todo lo relacionado con el fisión nuclear implicaba la muerte y desaparición de todo bicho viviente en un caos post apocalíptico y multi milenario. (lo que se van a reír las generaciones futuras con nuestro miedo a lo nuclear y lo que van a llorar por el destrozo creado con la civilización basada en los combustibles fósiles)
Que cierto es eso de que la realidad pone las cosas en su sitio, y que la naturaleza está muy por encima de las molestias del homo sapiens.
"las personas expuestas por las cercanías a los ensayos nucleares con secuelas que muchas veces son difíciles de probar. Resulta difícil determinar los alcances precisos de la contaminación y los efectos en la población más expuesta a algún tipo de radiación." Con éste párrafo me refería a que es difícil probar que una enfermedad tiene una causa directa con la contaminación del lugar, al menos judicialmente. Si bien la estadística es indiscutible (en las zonas afectadas por la radiación aumentan notablemente las enfermedades cancerígenas y anomalías congénitas) lo cierto es que es difícil probar en un juicio que la causa directa es la contaminación. Sobre todo, cuando la información oficial escasea, y hay una política de décadas de ocultamiento y desinformación.
ResponderBorrarman
ResponderBorrarhoy me desperté con uno de tus post en la cabeza!!!!!!!!
Ah no!, no sabía que el blog dejaba secuelas tan graves...
ResponderBorrarPara anónimo escéptico. Mira SI YO aprendí de pequeña que la atmósfera se compone de capas y pausas en orden, y que el gas sobrante se aleja hacia otro planeta del cual está hecho. Ya la atmósfera no funciona ni está en orden ni presurizada y todos los males que tiene ahora. Yo adjudico esto al paso de naves y objetos exploradores, pero si estoy equivocada y más bien lo que ha dañado la atmósfera fueran esos detonantes? Sabes que hay 30.000 objetos estorbando en las capas superiores a la atmósfera.? Basura que no hay forma de devolverla a su orígen? Piensa quien destruyó la capa de ozono.
ResponderBorrar¡Genial artículo! Me ha encantado la manera en que cuentas toda la historia y en que está redactado.
ResponderBorrarBuen trabajo :)