Miles de billetes flotando y avanzando junto a la corriente del río en una zona de los Alpes austríacos, es síntoma inequívoco de que algo extraño sucede. Aunque si acotamos lo sucedido a un momento hacia el final de la Segunda Guerra Mundial, todo empieza a cobrar más sentido.
Los billetes eran libras esterlinas falsificadas por el régimen nazi, los restos del tesoro falso más grande de la historia, millones de billetes de utilería que los líderes en caída del nazismo intentaron ocultar en las profundidades del Lago Toplitz antes del declive, pero algunos, terminaron al descubierto al abrirse algunas de las cajas arrojadas al río, para sorpresa de los pescadores de la zona.
Lo curioso, es que un número nada despreciable de ellos, ya había alcanzado a entrar en circulación, en una cantidad y calidad de copias tan importantes y difíciles de detectar, que hasta el propio gobierno de Inglaterra, decidió guardar silencio.
La Operación Bernhard
La llamada Operación Bernhard (enlace en inglés) fue una de las falsificaciones sistemáticas de dinero más grandes y profesionales de la historia. Entre los años 1939, cuando surgió la idea, y 1945, en la Alemania bajo el régimen Nazi, se puso en marcha un operativo para conseguir reproducir las copias de billetes de libras esterlinas más perfectas que llegaron a conocerse. Tanto como para conseguir que luego de la caída del nazismo, el Banco de Inglaterra tuviera que recambiar todo el circulante por un nuevo billete y diseño para evitar un descrédito sobre su moneda.
El operativo Bernhard fue implementado por órdenes del propio Heinrich Himmler y ejecutado por el general Bernhard Krüger. La idea tenía de ambicioso, lo que no tenía de original: conseguir financiar las operaciones de las SS y la Gestapo utilizando la versión falsa más perfecta de la moneda inglesa, y al mismo tiempo producir un daño desproporcionado a la economía inglesa provocando una altísima inflación por el aumento del circulante.
La oficina encargada de llevar a cabo el plan se creó en Berlín en el año 1942. Un grupo de 140 expertos calígrafos y técnicos en impresión de origen judío fueron seleccionados de entre los prisioneros nazis y trasladados al campo de concentración de Sashsenhausen, donde se puso en funcionamiento la fábrica de billetes falsos con un régimen de detención especial para los prisioneros afectados. Es quizás una de las más interesantes puesta en escena del dilema del prisionero: el dilema moral de colaborar en la fabricación del dinero suponía alimentar el régimen Nazi o en caso contrario, perder la vida.
La distribución de los billetes.
Al alcanzar un grado de casi perfección en la fabricación, la distribución de los billetes y su inserción en el mercado no fue un tema sencillo: en un comienzo, se pensó en arrojar los billetes desde un avión sobre la población, pero fue inmediatamente descartado. Las primeras transacciones de prueba se realizaron en marzo de 1941 en distintos bancos que no detectaron ninguna anomalía. Los falsos billetes se introdujeron con éxito en las economías locales de países como España, Turquía, Suecia, o Suiza a través de las embajadas.
Fue el momento de la producción masiva, en la que se llegaron a producir unas 400.000 libras esterlinas por mes. El entusiasmo del régimen Nazi fue tal que se avanzó en una falsificación de billetes de dólares norteamericanos de 50 y 100, que nunca llegaron a distribuirse gracias al final de la guerra y la derrota de los nazis.
Para una distribución masiva, se contó con la colaboración de Friedrich Schwend, quien consiguió colocar grandes sumas de billetes falsos en los mercados internacionales con una compleja maniobra de lavado de dinero, además del pago a espías y colaboradores con el régimen Nazi. Los falsos billetes comenzaron a circular en forma masiva hasta llegar al Banco de Inglaterra.
La detección de la falsificación en el Banco de Inglaterra:
El modo en que se detectó la existencia de los billetes falsos, fue el resultado de una impensada casualidad: un empleado del Banco de Inglaterra detectó dos billetes con su numeración exactamente igual. La información no tardó en llegar a altas autoridades que al descubrir nuevas copias, tomaron idea de la dimensión del fraude.
Resulta mucho más fácil detener una operación de falsificación cuando las dimensiones son pequeñas. En ésta situación, estaba en juego la credibilidad económica del Reino Unido, por lo que la opción que eligieron las autoridades fue simplemente guardar silencio. El gobierno británico optó por legitimar la circulación de billetes falsos y guardar el secreto como una cuestión de estado.
Consecuencias.
El dinero falso, siguió siendo utilizado por los implicados en la operación, a tal punto que se sospecha que para escapar de los aliados, altos directivos nazis utilizaron el dinero falsificado para financiar exilios en distintos países del mundo.
Los billetes falsificados, continuaron circulando en distintas partes del mundo. El gobierno Inglés, se negó a procesar a los detenidos del nazismo implicados en la operación por falsificación, en un intento de desmentir lo sucedido. Incluso, algunos de los prisioneros especialistas en la falsificación, fueron incorporados al servicio secreto de los países vencedores.
Los billetes falsificados, continuaron circulando durante años, hasta que el Banco de Inglaterra implementó un plan para renovar los diseños de los billetes mayores de £5 en años posteriores.
El falso tesoro sumergido
Hacia el final de la guerra, todos los equipos de producción de billetes falsos fueron trasladados hacia la zona del lago Toplitz, en los Alpes austríacos, donde finalmente fueron destruidos en un acto de desesperación ejecutado por el propio Krüger bajo las órdenes expresas de Himmler. Muchos de los equipos fueron arrojados al fondo del lago Toplitz, un lugar en el que hasta en tiempos recientes, se realizan tareas de exploración con la esperanza de encontrar muchos de los tesoros y riquezas apropiadas por los nazis, y desaparecidas hasta la actualidad.
Explorando el lago Toplitz
Según los testimonios de varios lugareños hacia el final de la guerra, el lago Toplitz fue utilizado como el depósito de todo aquello que los Nazis pretendían ocultar en su desesperación: el lago era la fortaleza natural, fría, oscura e inaccesible que necesitaban. Algunos campesinos del área, en el año 1945 tuvieron que dejar sus labores en forma abrupta bajo las órdenes de oficiales de las SS, para participar en el transporte de enormes cajas selladas hasta la orilla del lago sin explicación aparente, cajas que desaparecerían al día siguiente.
En la actualidad, en las profundidades del lago Toplitz, no son pocos los cazadores de tesoros que se acercan para intentar descubrir esperanzados el lugar donde se encuentran las pistas del tesoro nazi que aún perdura con paradero conocido.
Nadie sabe con exactitud cual era el contenido de las cajas supuestamente arrojadas al fondo del lago. Se rumorea que en el año 1959 se llegó a rescatar del fondo unas cajas de madera selladas con 72 millones de libras esterlinas falsificadas durante la operación Krüger.
El lago es además uno de los destinos tentativos de muchas de las riquezas desaparecidas en manos de los Nazis. Según algunos investigadores, en el fondo del lago podrían encontrarse grandes cantidades de oro, los codiciados paneles de la Sala Ámbar de Rusia, o documentos detallando el paradero de muchas otras riquezas. Por ello, el lago Toplitz es la meca de muchos cazadores de tesoros, un misterio que a juzgar por las numerosas muertes ocurridas en el lago en los intentos de exploración y las infructuosas búsquedas, parece negarse a ser develado.
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los nazis dieron lugar ahistorias de todo tipo....increibles
ResponderBorrarLos billetes falsos eran practicamente exactos a los legales, con la única diferencia en una letra (la N). En los originales a nivel tipográfico la N presentaba un pequeño error, casi imperceptible, que los alemanes "corrigieron"
ResponderBorrarQue irónico
01: los Nazis y la SGM es una cantera de materiales y temas para este blog.
ResponderBorrarRonald: muy buen aporte, la copia resultó ser mejor que el original entonces?
Nuris: también es interesante indagar sobre otras grandes falsificaciones hechas en la Primera Guerra mundial. Aunque ésta se lleva los laureles.
Hay una película bastante bastante buena sobre esto, Die Fälscher, The Counterfeiters, Los Falsificadores (Supongo que será la traducción que le han dado en Castellano)
ResponderBorrarun matiz: que un prisionero tenga un dilema no es lo mismo que "el dilema del prisionero" de la teoria de juegos como muy bien se explica en el enlace a wikipedia que añades.
ResponderBorrarcreo que la asociación de palabras te ha jugado una mala pasada
Creo que lo del dilema del prisionero, está mejor desarrollado en las situaciones de la película que mencionan: en cuanto al conflicto que despliega el dilema moral, disparando las opciones de cooperar o no cooperar y de que modo equilibrar el beneficio propio con el del resto de los prisioneros.
ResponderBorrarMuy bueno el post, muy bueno.
ResponderBorrarNo quiero yo pensar cuantas cosas de los nazis no salieron ni saldran nunca a la luz pública.
Sabemos lo que la prensa quiere que sepamos.
ResponderBorrarPero la verdad siempre llega.
¿Que leemos en los diarios en estas épocas?
Muchos creen solo lo que quieren.
Se miente tanto...lastimoso.
Como comentaban antes en español se tituló : Los Falsificadores y es muy buena película. Cuenta toda esta historia, sin llegar al lago, eso sí.
ResponderBorrarmmm, un lago lleno de secretos de los nazis... si yo tuviera un minisubmarino alli iria
ResponderBorrarmi blog: crema de la meca
QUÉ PEDAZO DE HISTORIA NOS HAS CONTADO!!!...gracias.
ResponderBorrarUn saludo
"Ronald dijo...
ResponderBorrarLos billetes falsos eran practicamente exactos a los legales, con la única diferencia en una letra (la N). En los originales a nivel tipográfico la N presentaba un pequeño error, casi imperceptible, que los alemanes "corrigieron"
Que irónico"
los nazis no los corrigieron fueron los falsificadores judíos que lo0 hicieron a propósito