Es sólo una pequeña anécdota en tiempos de nuevos piratas.
Un faro construido hacia fines del siglo XIX para orientar a los barcos evitando el choque contra el coral en el Banco Chinchorro, un arrecife frente a la Península de Yucatán, se convirtió por entonces en un faro traicionero capaz de cumplir la función inversa por la que había sido creado, por obra y gracia de los piratas que merodeaban la zona: el faro que encallaba los barcos.
Situado exactamente en el Cayo Norte del arrecife, y en una posición estratégica para orientar a los barcos y buques mercantes sobre la peligrosa presencia del coral, el faro fue a los ojos de los piratas, una pieza ideal manipulada para engañar la navegación y encallar barcos.
Para ello, los piratas se dirigían a la isla Cayo Norte para apagar el faro, y reemplazarlo por una señal luminosa montada sobre una balsa, que era trasladada hacia la zona donde precisamente debían pasar los barcos, que confundidos, se desviaban y encallaban en el arrecife. Entonces, inmediatamente eran abordados por los piratas y saqueados. Lo más curioso, es que luego de terminar con la fechoría, los piratas utilizaban la misma isla de Cayo Norte como refugio para esconder el botín tiempo después, y ellos mismos, se ocupaban de que inmediatamente, el faro original funcionara a la perfección.
Visto en la entrada de Wikipedia sobre Banco Chinchorro.
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