No es que el Príncipe Felipe de Edimburgo tenga habilidades descollantes, de hecho, muchas veces suele salir en los medios por sus meteduras de pata y comentarios desafortunados. Sin embargo, hay un lugar en el mundo donde el Duque de Edimburgo despierta una devoción irrenunciable: la tribu Yaohnanen. Los nativos, residente en una isla perdida en el Pacífico sur, apenas sobreviven en una aldea sin agua corriente, ni electricidad, un modo de vida inalterado y congelado en el tiempo, en el que sin embargo están dispuestos a darlo todo por el distante príncipe.
Hace unos años, el jefe de la tribu, Jack Naiva, ofreció a su guerrero más valorado al palacio de Buckingham, a modo de canje a la Reina Isabel II, para que entregue pacíficamente a su marido. La iniciativa, obtuvo según palabras del jefe de la tribu, una promesa por parte de Felipe: “pronto llegará a un acuerdo con su esposa para viajar a la isla”. Mientras tanto, en Yaohanen preparan una choza perfectamente acondicionada para recibirlo, y con presentes que incluyen un namba, una accesorio característico utilizado en el pene, y un grupo de mujeres entre las cuales tendrá que elegir su acompañante.
La historia por la cual el príncipe lejano se convierte en una deidad no está del todo registrada. La devoción hacia el Príncipe Felipe en la isla es un ejemplo de los cultos cargo, movimientos religiosos que perduran en varias tribu de Australia y Melanesia relacionados con el contacto con las culturas occidentales, y la admiración por la “magia” de los visitantes foráneos.
Según la leyenda dos de los hijos de un espíritu de la montaña de la isla, descendiente de una deidad de piel pálida, viajaron a una tierra lejana para casarse con una mujer rica y poderosa. Ante el contacto con las misiones occidentales a la isla (en tiempos en que las islas de Vanuatu eran una colonia anglo-francesa conocida como Nuevas Hébridas), los habitantes de la tribu observaron el retrato de la reina Isabel y su consorte en los despachos de funcionarios coloniales. Del respeto que despertaba la imagen, concluyeron en el origen divino del príncipe Felipe, y lo identificaron con su deidad.
Según la mitología, en en la tribu Yaohnanen creen que el príncipe Felipe es hermano de otra deidad propia de los cultos cargo, John Frum, y creen que el consorte de la Reina del Reino Unido, Isabel II debería regresar a vivir a la isla. Desde hace unos años, festejan el cumpleaños de su dios favorito, adorando los retratos autografiados enviados por el Príncipe Felipe. Los nativos tuvieron la oportunidad de observar al Duque de Edimburgo en una visita oficial a Vanuatu en el año 1974. Desde entonces, gracias a la mediación del Comisionado británico residente en Vanuatu, reciben los retratos del príncipe. El más reciente fue enviado en el año 2000.
Aunque para muchos, las formas en que asimilaron el contacto con nuevas culturas suene a una dosis de ingenuidad, hay algo admirable en todas éstos comportamientos: el modo en que supieron conservar su cultura combinando los fundamentos de sus creencias antiguas con los nuevos elementos introducidos por occidente. En términos del antropólogo australiano Kirk Huffman, quien ha estudiado durante dos décadas a los habitantes de Vanuatu, la denominación de “culto cargo” (por referirse a la devoción a los cargamentos de alimentos, equipos y bienes que traían los occidentales) no es la más acertada.
El movimiento de admiración, surge de una cultura muy profunda y compleja. El “culto cargo” es probablemente una reacción ante la negación de sus creencias y costumbres tradicionales, prohibidas por los primeros misioneros presbiterianos. La forma en que las culturas de Vanuatu incorporan los elementos del mundo exterior, han resultado a pesar de todo, funcionales a la preservación de sus creencias.
La llegada de su mesías, es un momento que esperan con ansiedad. Los habitantes de la isla se sienten felices al celebrar el cumpleaños de su príncipe cada 10 de junio, aún en el año 2010, y esperan que el príncipe arribe a la isla para plasmar un momento mágico: entonces, las plantas de kava (un arbusto utilizado para elaborar una bebida ceremonial) brotarán por toda la isla, mientras que las personas de edad, milagrosamente cambiaran de piel para volver a ser jóvenes e inmortales.
Jack Naiva, el líder de la tribu, fue quizás el más fiel creyente y paciente adorador del Duque de Edimburgo. Murió en el año 2008 sin presenciar el momento de la llegada, y fue enterrado en un sitio donde la imagen de la pareja real lo acompañará para siempre.
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Imagen via bravenewtraveler
Fuentes
Prince Philip Movement en Wikipedia / Esperando a los Dioses en Fogonazos / El pueblo más feliz en El País / Vanuatu islanders pray for fabled prince’ return en Global Post / Is Prince Philip an island god en BBC / South Pacific tribe preparing for return of “god” Prince Philip en Telegraph.co.uk
Como curiosidad, en Facebook el Movimiento Príncipe Felipe tiene un no muy popular grupo, en donde algunos de sus miembros suben una foto mostrando su “devoción” al príncipe.
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