Sólo los separaban dieciséis kilómetros del objetivo de reunificar tropas con los soldados al otro lado de la isla. El ejército de ocupación japonesas en la costa de la isla Ramree, Birmania, tenían una meta relativamente cercana, pero en medio, un pantano que debían atravesar, y que resultaría una trampa de la naturaleza tan trágica como la propia guerra.
Imagen Stephen Barnett
A mediados de enero de 1945, las playas ocupadas por los japoneses sobre la costa de la isla Ramree, habían dejado de ser un lugar seguro tras el ataque aliado. La orden de repliegue y reunión de tropas, implicaba que unos mil soldados atravesaran una zona de manglares y pantanos de agua salada tierra adentro. La opción de rendirse, jamás sería siquiera pensada.
La tarea de atravesar bosques pantanosos y con el agua hasta el pecho, resultó ser una muy mala estrategia. Los soldados, cubiertos de barro, se sometieron a las condiciones más adversas que pudiéramos imaginar en tierra firme: lodo, hedor, un clima tropical, escorpiones, un ejército de mosquitos hambrientos y sobre todo, cocodrilos de agua salada de más de 4 metros de largo dispuestos a hacer un festín.
Lo anterior es un cuadro de situación de lo sucedido durante la batalla de Ramree, un hecho histórico sin datos precisos, más allá de los testimonios recolectados entre las tropas aliadas que permiten reconstruir lo sucedido.
La resistencia japonesa, acorralada en el pantano, prosiguió durante días sin que jamás se rindieran. Con los días, cientos de soldados murieron por hambre o falta de agua, pero sobre todo, por las pésimas condiciones del terreno y el acecho de la fauna salvaje. Un testimonio (del naturalista británico Wright) recuerda el tinte siniestro que seguramente quedó grabado para siempre en su memoria, durante una noche de acecho en el pantano:
“…Entre el esporádico sonido de los disparos podían oírse los gritos de los hombres heridos, aplastados en las fauces de los enormes reptiles, y el vago, inquietante y alarmante sonido de de los cocodrilos girando creaba una cacofonía infernal que rara vez se ha igualado en la Tierra. Al amanecer llegaron los buitres para limpiar lo que los cocodrilos habían dejado...”
Se estima que el total de fallecidos en el pantano alcanzó varios centenares. Aún entre tanta tragedia, hubo cientos de soldados japoneses que lograron escapar y reunirse con sus compañeros del ejército. Una vez finalizados los disparos y la resistencia, las tropas aliadas que se internaron en la zona del pantano, rescataron tan sólo unos 20 sobrevivientes.
Los estadounidenses también tuvieron lo suyo con los tiburones tigre que atacaron durante días a los naúfragos del USS Indianápolis.
ResponderBorrarnota de la wikipedia:
ResponderBorrarLas afirmaciones de Wright han sido puestas en duda. Entrevistas realizadas a ancianos residentes de Ramree niegan que los cocodrilos atacaran a los asediados soldados japoneses.
Tiene sentido. No creo que se atreviesen a atacar 900 hombres (muchos de ellos armados).
Arriesgados estos tios, ehh
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