Las mujeres Haenyo (enlace en inglés) no han luchado contra el viento, pero si lo han hecho contra las mareas, las profundidades, el frío y la falta de oxígeno. Para ganarse el sustento, desde hace siglos, deben sumergirse y recolectar productos del mar, en la costa de la isla Jeju, al suroeste de la península de Corea del Sur. Son auténticas mujeres del mar, que a lo largo de décadas, se convirtieron en el eje de una inusual sociedad matriarcal.
En la isla Jeju, hace un largo tiempo las cosas cambiaron y mucho, sobre todo a partir del siglo XIX: las mujeres debieron abandonar las tareas hogareñas, para dedicarse a generar los ingresos necesarios para sustentar sus familias. Los hombres, que hasta entonces realizaban la tarea de pesca submarina, se vieron imposibilitados de hacerlo porque su actividad fue grabada con altísimos impuestos.
Imprevistamente, el impuesto supuso una profunda revolución en la estructura social de la isla. El sustento de miles de familias, estaría en manos de mujeres buceadoras, que debieron adaptarse a las duras condiciones del trabajo submarino, desarrollando habilidades para sumergirse a más de 20 metros de profundidad, o contener la respiración durante más de dos minutos, en caso de no contar con los equipos necesarios. La tarea no era otra que recolectar valiosos ejemplares de moluscos y conchas en la costa para comercializarlos en el mercado. La estructura familiar cambiaría para siempre: los hombres, pasarían a ocuparse de cuidar los niños o las compras, y las mujeres Haenyo, comenzaron a administrar los ingresos hasta "amasar" y administrar pequeñas fortunas.
A partir del año 1970, la creciente exportación de productos de mar, cosechados a mano por las mujeres Haenyo, comenzaron a rendir sus frutos: las mujeres del mar, se transformaron en "inversoras", al poder construir y comprar propiedades como bienes familiares, además de enviar sus hijos a la universidad.
Actualmente, el número de mujeres Haenyo no para de disminuir. Las nuevas generaciones, dedicadas a las actividades turísticas, abandonan las prácticas de pesca tradicionales. Se produce así un proceso de envejecimiento de la población Haenyo de la isla, donde el 85 por ciento de las actuales mujeres buceadores tiene más de 50 años. Algunas mujeres Haenyo en actividad pueden tener más de 60 años. Todas ellas saben que su actividad, está en camino a desaparecer. Probablemente, sean las últimas generaciones de mujeres que no dudaron en convertirse en un ejemplo fascinante de empeño y sacrificio, para trabajar bajo el mar. Un caso similar, ocurrió en la isla Okinawa en Japón, con las mujeres buceadoras "Ama", dedicadas a recolectar perlas.
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Imágenes via UMD / fuente original
Lo primero bienvenido! Espero que hayas disfrutado del descanso.
ResponderBorrarEs triste ver cómo se dejan de lado actividades tradicionales por otras más modernas y cómodas. Aunque es comprensible que las nuevas generaciones de mujeres no quieran jugarse la vida si pueden hacer dinero de otra forma... El progreso...
Pues ocurre algo muy similar no tan lejos, en las costas gallegas las mariscadoras llevan muchos años trabajando.
ResponderBorrarAquí un artículo
Por lo que sé, hoy en día lo tienen muy jodido, por los cazadores furtivos y las restricciones del gobierno.
Salu2, y bienvenido de nuevo :)
Jaac, sobre el tema, es curioso como muchos abandonarían el trabajo de oficina, por un día de buceo en aguas cristalinas. Aunque claro que es distinto hacerlo por trabajo y cada día.
ResponderBorrarMixigodo: no conocía el trabajo de las mariscadoras. Galicia es una caja de sorpresas!..
soy buzo profesional y pienso que es una aberracion que tanto hombres como mujeres tengan que trabajar a esas edades bajo el agua, en España nuestra jubilacion esta fechada a los 65 años, es una autentica verguenza, asi que imaginemos como estaran alli.
ResponderBorrarsi hombre... las mariscadoras gallegas se meten con el agua por las rodillas y te insultan si coges una lapa.
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